Tormentas de nieve, Vodka y Taiga

Chau Mongolia

Сайн байна уу ! 

Hace mucho que no les escribo y tengo que contarle el resto de mis aventuras en Mongolia.

En mi ultimo correo les contaba que había llegado al Altai con mis nuevos amigos de Argentina, Brasil y Alemania. Iniciamos nuestro tour con el objetivo de subir al Malchin Peak, uno de los picos más altos del país. Nada pasó como previsto.

El primer día mientras estábamos yendo al pie de las montañas empezó una tormenta de nieve. Fue algo muy lindo e impresionante a la vez. Al día siguiente el cielo estaba despejado, hacia muchísimo sol y estábamos listos para ir hasta el campamento de base donde supuestamente íbamos a dormir en las carpas antes de subir a al pico. Fue sin contar con nuestra “guía” (debidamente pagada por antelación para que nos lleve al Malchin Peak) que insistió e insistió que no podíamos ir porque el parque nacional esta cerrado hasta el 1ero de junio, y porque hacia frio. Así que nos vendieron un trek que no se podía hacer. Después de discutir un rato nos dimos cuenta que en realidad la “guía” no quería ir porque no le gustaba caminar en la nieve y se había olvidado de su saco de dormir !

Al final logramos convencerla de hacer una parte de la caminata y volver a la noche a dormir en otra casa de nómadas. Resulta que no conocía el camino, y terminamos caminando con nieve hasta las caderas durante horas. Sin embargo nosotros nos divertimos mucho jugando con la nieve (la guía no, estaba casi llorando) y el paisaje era asombroso.

Luego fuimos a visitar una familia Kazakh especializada en la caza con águilas. Nos enseñaron su águila y nos trataron muy muy bien, dándonos mucha comida y mucho té. Nos enseñaron unas tradiciones de Kazakhstan, por ejemplo los invitados tienen que comer cada uno un pedazo de grasa de carne y tragarse una cuchara entera de manteca. Sufrí, pero hay que respetar las tradiciones !

A la hora de volver a la ciudad se estropeó nuestra van, tuvimos que esperar horas mientras el chófer intentaba arreglarla. Por mientras pudimos pasear a caballo y otra familia nos invitó a tomar té y a tragar cucharas de mantequilla.

Une vez reparada la van y de vuelta a la ciudad mis compañeros y yo tuvimos que partir. Uno se fue al oeste de China, uno al este, uno a Kazakhstan y yo tomé un autobús de vuelta a Ulan-Bator para poder luego ir hacia el norte. 36 horas de autobús en la estepa. En el medio de la nada, de vez en cuando, se elevan dos rangos de fachadas en lo que parece ser una etapa fantasma. Para el autobús y detrás de una puerta hay un restaurante donde se puede comer un plato de buuz, que son raviolis al vapor rellenos de carne, o noodles caseros hechos con la misma masa que los buuz y acompañados de la misma carne. Frente al restaurante suele haber una tiendita.  Ahí paró un grupo de mongoles de mi autobús, compraron una botella de vodka. Luego cambiaron de opinión, compraron 2 mas y un juego de cartas. Todo el resto del viaje lo pasaron apostando y tomando. Una vez acabadas las botellas tomaban turnos para pedir al chófer que pare, para satisfacer necesidades biológicas después de haber tomado tanto. Largo, largo viaje.

De vuelta a Ulan-Bator tuve una especie de fobia pensando que tenia que tomar otro autobús de 15 horas para llegar a mi próximo destino. No pude hacerlo, y me quede dos días en la capital sin hacer nada mas que disfrutar de la ducha y por fin comer verduras y frutas.

Cuando por fin llegué a Murun me acogió Saraa, una mujer influente en su comunidad. Creó su propia ONG en el 2010 para ayudar a las mujeres aisladas en la región. Se encarga de 5 grupos de apoyo de 15 a 20 mujeres. En el 2017 fue elegida alcalde de Murun sin ser miembro de ningún partido. El partido comunista se negó a darle sus sellos y papeles oficiales de alcalde y tuvo que ir a juicio 3 veces para que por fin la reconozcan oficialmente como alcalde. Durante mi tiempo allá su casa estaba siempre llena de mujeres que venían a pedir consejos y ayuda. Hace proyectos para crear vínculos en su comunidad, fomentar la educación, sacar las mujeres del abuso. Mongolia tiene un gran problema de alcoholismo, y ahora Saraa quiere involucrar mas a los hombres en sus proyectos para darles un espacio donde expresarse sin alcohol.

En su casa vive con su marido, que casi nunca vi, con sus 2 hijos, su mamá y una chamán que alojaba por un tiempo. Con todos sus cargos no tuvo mucho tiempo para mi, entonces me ocupe sola plantando las semillas que estuve recolectando en cada granja. Fabriqué unos pequeños invernaderos con materiales reciclados e intenté varias técnicas de siembra, a ver si crece algo… Cualquier cosa que hacia siempre me seguía la chamán, muy interesada en mi. Intentaba comunicar conmigo con señas y ruido, me preguntó por ejemplo si tenia renos y si vivía en una carpa en Francia.

La región de Murun ya es un poco la Siberia. Hay árboles, las casas son de madera y vive allí la etnia Tsatan, a la cual pertenece la chamán y que es conocida por criar renos.

Mongolia antes era de tradición chamánica, pero luego de la partición del imperio de Chinggis Khan y con la invasión China se impusó el budismo. Cuando se fueron los chinos y llegaron los soviets, la mayoría de los monasterios budistas fueron destruidos. Una vez declarada la independencia los mongoles volvieron al budismo y al chamanismo. Saraa también cree que los problemas de alcoholismo llegaron con los soviets y su maldito vodka.

Después de unos días fui a informarme en la estación de buses para ver como ir a Rusia. Me dijeron que ese mismo día salia una combi, que luego ya no sabían cuando habría otra. Quizás mañana, quizás, en una semana, quizás nunca. Así que no lo dude mas, agarré mi mochila y me fui. 19 horas de minivan, música a todo volumen, paradas en etapas fantasmas y cruce de frontera.  Por fin llegué a Rusia.

Estoy ahora por el lago Baikal, disfrute muchos de mis primeros días aquí pero les contaré más en mi próximo correo, ya que este ya es bien largo.

Muchos besos para todes,
Lucile

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *