Viviendo la vida en Siberia

Back to the USSR

привет !

Queridos amigos, hace casi dos semanas que estoy en Rusia. Después de llegar de Mongolia tome el transiberiano Vladivostok-Moscú, pero solo sobre una ínfima parte que va de Ulan-Ude a Irkutsk, pasando al borde del lago Baikal que todavía estaba congelado. En Irkutsk me quedé unos días, hizo 30 grados, al día siguiente nevó todo el día, el clima esta loco! Irkutsk es una ciudad siberiana típica, con casas de madera e iglesias ortodoxas muy adornadas.  

De allá partí para hacer el Great Baikal Trail, un trek que rodea el lago Baikal. Sólo lo hice por una parte, 24.7 kilómetros entre Lystvianka y el pueblo de Bolshie Koty. La caminata empieza por una tremenda subida en la taiga (el bosque), aun en la nieve. Arriba la vista al lago es increíble, y luego se baja hasta una playa donde una parte del lago quedó congelada. Después de esto el camino sigue subiendo y bajando entre los pinos. No es muy difícil pero si es largo.

Todo esta muy limpio y hay carteles a cada rato pidiendo cuidar el medio ambiente. El lago Baikal constituye el 20% de las reservas de agua dulce del mundo!

Llegando a Bolshie Koty me entere que un bote salia al día siguiente para volver, así que en vez de hacer el camino de vuelta seguí un poco más adelante y fue donde tuve las mejor vistas. Les pongo una foto con este articulo.

Apenas de vuelta a Irkutsk me subí otra vez al transiberiano para seguir mi viaje, rumbo a Novosibirsk! 31 horas de tren. Compartí el compartimento con una pareja de alemanes muy simpáticos, pusimos nuestra comida en común y nos hizo pasar el viaje mas rápido.

De Novosibirsk fui directamente al pequeño pueblo de Zavyalovo, donde supuestamente iba a quedarme en una granja. En realidad era mas un gran jardín, pero no importa planté las zanahorias igual. Me quede con una familia típicamente rusa y también habla conmigo otra voluntaria de Suiza. Ella y yo dormíamos en una yurt en el jardín, me acordé de Mongolia.

La familia era compuesta de Alya, la madre, profesora de inglés, su marido Dima y sus dos hijas Vera y Mira de 6 y 3 años. Fue una experiencia típicamente rusa. Había un horario separado para las mujeres y los hombres, osea un horario para las que tienen que limpiar, cocinar, trabajar en el jardín y cuidar a los niños y un horario para los que to tienen ninguna obligación mas que venir a comer y dejar sus platos sucios en la mesa.

Allá pasé el 9 de mayo, fiesta nacional rusa también llamada “día de la victoria”, que celebra el fin de la segunda guerra mundial. Fui con Alya a la escuela, donde los niños vestidos de militares habían preparado un desfile, cargando banderas de la Unión Soviética y retratos de sus antepasados muertos en la guerra. Luego vinieron dos curas ortodoxas, quienes me dan algo de miedo como todo lo religioso, hubo un minuto de silencio y otros niños vestidos de militares cantaron canciones a la gloria de todas las Rusias y de los veteranos.

Otro día vino la babushka, la abuela, para el cumpleaños de Vera. La severa babushka aprovecho de mi presencia para hacerme trabajar en el jardín todo el día bajo sus órdenes. Igual prefiero mil veces esto que cuidar a los 10 niños que vinieron para la fiesta jaja. Fue todo muy divertido.

También hicimos una excursión con los alumnos de Alya. Vinieron al pueblo e hicimos una clase de preparación de pizza en la vieja panadería, Teresa (la voluntaria Suiza) y yo traduciendo todo en inglés y alemán. Me gustó mucho y los jóvenes quedaron muy contentos también. A parte comimos pizza, lo que siempre es algo bueno.  

Todas estas divertidas actividades fueron acompañadas por paseos en el bosque y “banyas”, el baño tradicional ruso. El banya es un tipo de sauna (al igual que el transiberiano, en cual la calefacción esta a tope todo el viaje siempre). En fin, se prende el hogar en el banya, sube la temperatura y una se deja derretir tranquilamente. Hay agua fría y caliente para lavarse y una ramas de roble para “latigarse”. Dicen que es muy sano.

Después de estos días muy siberianos ya me tocó subir al tren otra vez. Estoy ahora camino a Kazan, capital del Tatarstan y mucho más al oeste. Anoche cruzaré el Ural y estaré oficialmente de vuelta a Europa, y a solo 2 horas de diferencia horaria con París (y Oviedo).

Hasta pronto, 
Lucile 

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